La vida sexual es una de las partes más importantes de la vida en pareja. Es por ello, que consideramos es de vital importancia ofrecer información relevante sobre la Disfunción Eréctil (DE) y todo lo relacionado con ello.
La DE es algo que puede llegar a perturbar la felicidad tanto de manera individual como a la pareja en sí. Su connotación negativa es evidente, por lo que siempre se ha guardado a la más absoluta intimidad y designado de forma peyorativa como impotencia. Pero olvidémonos de este término. Al fin y al cabo, la definición de disfunción eréctil está vigente desde el año 1992, que no es otra que: la incapacidad persistente y/o recurrente del varón de lograr y mantener una erección suficiente que permita una relación sexual satisfactoria.
Se trata de un desorden sexual muy frecuente que afecta a varones generalmente a partir de los 40 años, aunque le puede ocurrir a varones de cualquier edad.
De hecho, la disfunción eréctil se considera un signo centinela de una cardiopatía isquémica (Infarto de miocardio, angina de pecho). Es decir, que puede tratarse del aviso de un futuro evento cardiovascular.
Para el diagnóstico de la disfunción eréctil el especialista debe elaborar una historia clínica detallada en base a una serie de preguntas que el paciente ha de responder con la mayor exactitud posible. De este modo, el médico puede determinar cuál es el mejor tratamiento para ponerle solución. Hay varios tipos de tratamientos para la DE: vía oral, dispositivo intrauretral, vía tópica en crema, inyecciones en el pene, dispositivos de vacío, terapia de ondas de choque de baja intensidad (revascularización), cirugías revascularizadoras y prótesis de pene.
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